Uso de la sal en la industria química
Aunque pueda parecer mentira, el uso de sal para consumo humano no representa en la actualidad más de un 30 % de su producción mundial. Sus usos industriales son mayoritarios, y estos pueden dirigirse a múltiples sectores como la ganadería, el textil o el cerámico. Sin embargo, y pese a que su presencia pueda pasar a menudo desapercibida, el uso de la sal en la industria química representa uno de los mayores campos de aplicación de este compuesto tan versátil.
Así, desde los tiempos de la Primera Revolución Industrial, el uso de la sal industrial en determinados procesos de la industria química ha ido evolucionando hasta convertirse en algo presente en múltiples facetas y productos de uso común.
Derivados de la sal industrial: el cloro
Uno de los principales campos de uso de la sal en la industria química es la fabricación de cloro, que tiene lugar mediante procesos electrolíticos. Así, la sal resulta fundamental para la elaboración de toda clase de derivados y compuestos cloroalcalinos. Uno de los materiales más frecuentes que nacen a partir de la manipulación de dicho material es el plástico de tipo PVC (policloruro de vinilo), tan presente en envases de uso doméstico, hardware informático o revestimientos de paredes, por mencionar solamente algunos de sus usos.
Además de su uso en piscinas, de sobras conocido por todos, el cloro también funciona como base para muchos otros usos químicos a partir de los que se obtienen colorantes, plaguicidas, fitosanitarios, medicinas o disolventes.
Más ejemplos del uso de la sal en la industria química
Otro elemento muy frecuente que se obtiene a partir de la sal en sus diferentes variedades (solar o vacuum, por citar algunos de los tipos de sal que elaboramos en nuestra empresa y que extraemos de la Sierra del Carche, en Jumilla), es el carbonato sódico sintético, también conocido como sosa. A partir de este elemento, puede obtenerse vidrio, pero también otros elementos como jabón o tintes artificiales.
El proceso de obtención de carbonato sódico sintético a partir de la sal fue patentado por vez primera en 1791 por Nicolás Leblanc, médico y químico de origen francés. Su método fue el predominante hasta que Ernest Solvay abarató y mejoró el método de Leblanc a mediados del siglo XIX. En la actualidad, este método sigue siendo el predominante para obtener este derivado de la sal industrial.
La sal, ya sea en forma de cloro o no, también es muy común en métodos de tratamientos de aguas. Su capacidad de añadir iones de sodio permite la modificación de la dureza del agua potable alterando su sabor y sus cualidades. Al suavizar el agua, además, se evita la incrustación de sales minerales en las tuberías y depósitos de agua potable, proceso que se conoce comúnmente como descalcificación. Además de todo esto, y como ya se ha comentado anteriormente, el poder del cloro como desinfectante es ampliamente empleado en piscinas y otros espacios de baño público.
Como se ha visto, los usos de la sal en la industria química no solo se restringen a su transformación en otros elementos. Su capacidad para provocar reacciones químicas es muy útil a la hora de tratar determinados elementos como el agua, pero también suele aprovecharse para garantizar la seguridad en situaciones de adversidad climatológica.
De esta manera, y especialmente en lugares donde es habitual un clima frío, la sal suele emplearse para fundir la nieve y así evitar la formación de hielo en carreteras y calles.
En resumen, el uso de la sal en la industria química es algo que está más extendido de lo que a simple vista pueda parecer. Sus aplicaciones son muchas y su presencia, generalmente en forma de derivados, es constante en la vida diaria.